TOMARSE UN CUATRIMESTRE SABATICO
El valor de la vida y su sentido depende de cada uno. Es decir que cada persona encuentra en el transcurrir diario su significación. Para algunos un día puede ser un “día más” mientras que para otros es un “aprendizaje” continuo en el que en cada momento hay algo para aprender y “sacar Provecho”.
Sin embargo, en una época capitalista del tiempo, pareciera que no se podría perder tiempo. Este pareciera ser considerado como en la película recomendable “in time”, en la cual los que tienen tiempo son los afortunados.
Ahora bien, si el PERDER tiempo esta “MAL VISTO”, NO ESTA DE MODA. ¿Como se puede transmitir el psicoanálisis y aprender el sentido a posteriori de ciertas experiencias sin la necesidad de captar en seguida su sentido?
Hoy en día los analistas trabajamos contra el reloj y la vorágine diaria. Sin embargo, al estar inmersos en esta época y (muchos piensen que el psicoanálisis es hablar del pasado exclusivamente) tenemos la prisa de que nuestras intervenciones sean claras y apunten a romper y cortas cierras cuestiones pasadas que en e l presente todavía son significativas.
Por eso, para que la persona se pueda tomar la vida de otra manera, es necesario hacer un detenimiento en el presente para pensar y sentir sobre cómo se siente y evaluar cómo quiere seguir.
Más allá de que muchos suelen aconsejar cuando la persona esta estresada que viaje (valga la redundancia “afuera”) y que se desconecte. La idea que les vengo a presentar hoy, es ¿qué sucedería si mandamos de viaje a una parte nuestra “juzgadora” de viaje? ¿Qué sucedería en nuestra subjetividad y percepción del mundo sin ese personaje (por así describirlo)?
¿Acaso no nos podríamos tomar solo un cuatrimestre para pensar como seria nuestra vida sin ese juzgamiento, sin ese miedo, vergüenza, prejuicio y culpas?. Ese personaje que en los dibujitos animados aparece como el “diablo” y en la psicología profunda como el Superyó. Lo heredado por identificación de nuestros padres y maestros. Y que en un lenguaje sencillo y preciso desde el libro “la maestría del Amor” Miguel Ruiz como el personaje “juzgador”.
Con el nombre y teoría desde la cual les guste adherir, mas allá de las etiquetas, lo que es más importante a destacar para terminar esta idea es poder visualizar un presente solucionando algún aspecto pasado que todavía nos detiene para poder tener la confianza de crear un futuro diferente.
Por eso para terminar me gustaría dejarles una imagen que dice más palabras. Imaginen que en vez de persona en su barrio o edificio, sus vecinos fueran: la VERGUEZA, CULPA, MIEDO AL QUE DIRAN, EXIGENCIA Y PREJUCIOS. Ahora: Qué pasaría si se mudara esa persona a un edificio donde los vecinos serian la aceptación, la confianza, la intimida, la calidez, el deseo y las reuniones de consorcio en el amor.
EL sentido de la vida y la forma en que cada uno la considera, no dependerá entonces de con quien conviva más allá de adonde viaje?
Gracias por haber llegado hasta aquí hasta otro encuentro! Melina Dommarco